Pero además de esa regla general, había ciertos gestos con significado, como pueden ser:
Moverlo con la mano izquierda: nos observan.
Semicerrarlo en la derecha y sobre la izquierda: no puedo.
Golpearlo, cerrado, sobre la mano izquierda: escríbeme.
Dejarlo deslizar sobre la frente: has cambiado.
Mantenerlo en la oreja izquierda: quiero que me dejes en paz.
Abrirlo con la mano izquierda: ven y habla conmigo.
Tocar con el dedo el borde: quiero hablar contigo.
Sostenerlo con la mano izq. delante del rostro: busco conocimiento.
Cambiarlo a la mano derecha: eres un osado.
Dejarlo colgando: seguiremos siendo amigos.
Dejarlo deslizar sobre los ojos: vete, por favor.
Sostener el abanico con la mano derecha delante del rostro: sígame.
Arrojarlo con la mano: te odio.
Abrirlo y cerrarlo: eres cruel.
Dejarlo deslizar sobre la mejilla: te quiero.
Presentarlo cerrado: ¿me quieres?
Moverlo con la mano derecha: quiero a otro.
Abanicarse despacio: estoy casada.
Abanicarse deprisa: estoy prometida.
Apoyar el abanico en los labios: bésame.
Abrirlo despacio: espérame.
Abierto, tapando la boca: estoy sola.
Apoyarlo sobre la mejilla derecha: sí.
Apoyarlo sobre la mejilla izquierda: no.
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